domingo, 8 de mayo de 2011

cuarto sin ventana

Lo cierto es que vivimos
postergando todo lo postergable.
Borges

Vivía en una habitación sin ventana. Entonces la mañana no le llegaba de verdad y era arduo despertarse, adivinar el clima afuera. Pero, como ocurre con cada forma de ceguera, con el tiempo uno afina otras capacidades para compensar la falta. Así, el tipo entrena y entrena su intuición mañana tras mañana, hasta despertarse un día y – sin mirar - saber lo que pasa en el mundo más allá de sus paredes. Cuando presiente la lluvia sabe que no vale la pena levantarse, ni salir de casa para mojarse y entristecerse, y se queda donde está, esperando. Pero un día se despierta y hay sol, lo sabe, igual la duda se ha insinuado en su cuarto como la línea de luz incierta que filtra por debajo de su puerta y para evitar que las averiguaciones lo decepcionen se queda donde está, esperando.