Todavía no había pasado nada, y sin embargo ya me estaba adelantando la agonía del post, las consecuencias de la entrega completa a la Intensidad, al viejo carpe diem, a esas actitudes que en el momento te sientan bárbaro, pero luego el efecto se termina y quisieras apretar fast forward, taparte los ojos para no ver lo que sigue o rebobinarlo todo y volverlo a vivir una vez y otra, hasta darte cuenta de que te estás perdiendo el presente entre tanto loop de pasado, entonces sentirte estúpido por haberte quedado tanto en una dimensión irreal, y no te darás cuenta de que estás otra vez equivocado, el error en el error como una matrioska de equivocaciones, porque en ese sueño está la semilla de algo que – si no es real –al menos es más sincero, aunque cueste creerlo, darle una forma.
Es que mientras sueño estoy viviendo el pico máximo de realidad. Cuando me entrego a la ausencia de consecuencias y me armo un pasado que amaré recordar en futuro (ese presente que luego odiaré vivir) y sin embargo sé que vale más este deslice de un extremo a otro que la lenta deriva hacia el centro, hacia el elogio mismo de la nada o esas formas de irrealidad o ausencia que llamamos seguridad, estabilidad, equilibrio.
Nunca quise entregarme a una vida de planta. Tal vez por esto no sé como terminar el día, y menos aún esta frase.
Pero está claro que el final llega trágico porque el comienzo es tan violento y total, ya que con este pretexto de la intensidad terminamos agotando todo en el preámbulo, incluyendo el epilogo en la introducción porque algo (¿una delicada forma de arrogancia?) nos sugiere que ya conocemos la historia, que vale más leer la primera y la ultima página y usar el tiempo que nos queda para ir a tomar vino en un bar del barrio.
Y sin embargo el contenido no son los hechos, sino los detalles y la forma, probablemente la manera misma de contar la historia, y eso lo estamos perdiendo por apuro. Vivimos con el mantra hay tiempo y atravesamos el día a día apretando skip the intro hacia el final. Como si fuera eso lo importante.