miércoles, 26 de enero de 2011

logos implacable

A veces la conciencia del error no tiene alternativas. Ahora que sabemos que solo hay que esperar (o que nos hemos convertidos en esperadores, by Vila-Matas) ¿en qué se habrá convertido la espera? En una pista de aterrizaje o en ese olor que tienen los aeropuertos cuando el último avión ha salido. O tal vez en el reflejo que la lluvia cayendo sobre el parabrisas dispara sobre una hoja blanca abajo, y en la hoja llueve y no, andá a saber, vos la vas mirando y esas gotas se deslizan hacia abajo (che noia, formalmente parlando, questo continuo scendere verso il basso, la gravità, la materia, la voglia di togliere peso, divenire antimateria) las gotas se aplastan y se hieren y se hacen pedazos, se hacen ríos, y lo más absurdo es que todo esto pasa ahí en la hoja, porque en el vidrio sólo queda una sombra tímida, y si algo real o al menos verosímil está pasando habrá que buscarlo en el papel, en la sombra del agua, en su reflejo (claro está, Platón bailaría su delirio bajo tierra). En el fondo tal vez nada de todo esto esté pasando - en el fondo podría ser como en la superficie - y sin embargo ese instante es el matiz de realidad más honesto que pueda concebir. La alucinación. Y el contexto, esa urgencia de explicarlo todo en base a lo que nos rodea, no será en sí la admisión de una carencia, precisamente de la carencia de una esencia? Todas estas preguntas tienen un – muy eficaz – efecto aniquilador. Y la conclusión se reduce a que “nadie sabe” o que “todo es una opinión” o habrá alguien en la platea gritando “¡Postmoderno!” (la keyword del vacío di cui sopra) e inevitablemente la conversación acabará en un silencio embarazoso, y alguien lo dilatará tosiendo justo en ese momento.

El herror es tan vonito, desíamos.

Lo pencé por un vuen rato, zabes - eso de ebitar las correxiones y ceguir flullendo - porke haserse los ispanoavlantes en este reino hivérico a beces es conplicado, tu me hentiendes. Bamos comunicando en un hidioma oculto, creando un espasio que no es ni mi espasio ni tu espasio, sino una dimención narcoléptica en la que faltan informasiones y otras sovran, un lugar raro, una grieta que avrimos de a poco machacando sintacsis y consecutio temporum a go-go, y así nos emos inbentado un país inecsistente, un hidioma diferente, unos codigos ondos e indescifravles y esos herrores, que para nosotroz nunca an cido tales.

martes, 25 de enero de 2011

equipaje de mano para eneros leves

(o insoportables, según)


1. la ceguera y toda la visión interplanetaria que sigue - bolsas de plástico volando como hojas de un paisaje periférico en un invierno imaginario. (Vendarte los ojos y apagar la luz no es lo mismo, como no es lo mismo conocer el día de tu muerte y saber que en tal día el LHC de Ginebra acabará produciendo un miniagujero negro que se tragará el planeta entero en dos minutos.)

1. las metáforas - que te sigan rodeando, que las veas, que las respetes, que te calles un poco, que no las toques, que “cuando se ven amenazadas son capaces de enrollarse sobre si mismas formando una bola de púas. La efectividad de esta habilidad depende del número de púas que posean. En el desierto prefieren huir o incluso atacar al intruso con sus púas que confiar en su defensa de enrollamiento.” (fuente: Wikipedia)

1. la ausencia de gravedad (“la pérdida de intensidad de esta fuerza es proporcional al cuadrado de la distancia que separa los dos objetos.”, Ibidem. da para pensar)

1. la búsqueda de la palabra exacta (exacta no es la palabra)

1. mil, cien, cero veces el recuerdo imaginado y repetido repetido hasta obtener un mito de bolsillo, cerrar la maleta, abrir bien los ojos y empezar a caminar

biiiiiiiiiiiiiip

  1. mensaje en el contestador: alguien te hace preguntas y sigue hablando como si respondieras, y vos no estás, pero sí estás mientras escuchas, además, tus respuestas imaginarias encajan perfectamente en la conversación – tal vez haya telepatía o aprendiste a prever el pasado, vaya hechizo - pero entonces, ¿donde se ha ido la comunicación? ¿Cuándo ha pasado?
  2. vecino en el metro: toca con dos dedos el bajo imaginario de un tema que nadie escucha pero que resulta tener el mismo ritmo de tu música en los auriculares, y ¿qué harás ahora, con esa conciencia leve y más magias acorralándote?
  3. otro mensaje en el contestador: alguien recitando una frase de Godard (por dios dejémoslo en paz una tantum, al viejo G - pensarás) seguido por algo poco comprensible, estilo “tu eres una misión imposible, pero yo hoy – biiiiiiip” y siempre se acaba el crédito en la última página, así nunca sabremos qué, más, vos, hoy
  4. quedarse con la duda quedarse imaginando quedarse como el mono primordial mirándose en un charco el primer día del mundo, quedarse solos (solos porque queremos, otherwise no funciona) (y ¿de verdad queremos? ¿o quisiéramos querer? ¿habrá alguna diferencia?) (e che palle!)
  5. la tentativa universal que desliza en un ensayo individual -sin mucha resistencia, hay que decirlo, pero con un sinfín de paréntesis – envase de un envase de un envase de un envase de un envase de un – mientras tu te quedas juntando numeritos con el lápiz, buscando una unidad (qué palabra por dios, qué ganas de encomillarla y encomillarme y encomillarlo todo)
  6. un’altra volta la unidad, esa evidencia dudosa que se alcanza a posteriori, que es para biógrafos y espectadores, y mientras tanto tu vas chapaleando en el mar de las incógnitas universales y las certezas parciales, instalándote justo ahí donde las dos se rozan, se tantean a ciegas, donde no hay señal, donde no hay - biiiiiiiiiiiiiip

lunes, 24 de enero de 2011

Arde el ayer, el hoy se quema y el mañana.

Arde el ayer, el hoy se quema y el mañana.

Cuando la puntuación es en sí una metáfora, qué más da la retórica? Con ese punto me enamoraste Octavio, de verdad, quiero abrazarlo y absorberlo y asimilarlo y agotarlo y abandonarlo y pisarlo y pasar al otro lado – porque un poco te conozco y entreveo un paso, o al menos el dibujo de una puerta en la pared, puertas que dan a nada y nadie cruza responderás, pero pocos (buenos) escritores te encierran sin promesas, un otro-lado, un más-allá entre tantas grietas y ladrillos. La morelliana decía “Le gustaría dibujar ciertas ideas, pero es incapaz de hacerlo. Proyecta uno de sus muchos finales de su libro inconcluso, y deja una maqueta. La página contiene una sola frase:“En el fondo sabía que no se puede ir más allá porque no lo hay.” La frase se repite a lo largo de toda la página, dando la impresión de un muro, de un impedimento. No hay puntos ni comas ni márgenes. De hecho un muro de palabras ilustrando el sentido de la frase, el choque contra una barrera detrás de la cual no hay nada. Pero hacia abajo y a la derecha, en una de las frases falta la palabra lo. Un ojo sensible descubre el hueco entre los ladrillos, la luz que pasa."

tus ideas numeradas

fuck art, let’s dance, ipse dixit


Hace poco descubrí que nuestros pensamientos-ideas-imágenes son determinados por vinculaciones y relaciones entre un número finito de neuronas, es decir, son numerados. Numerosos pero NU ME RA DOS. Los puedes contar. Hay unos cuantos millones de links available y no more más allá. Son muchos – muchos – pero tampoco tantos
hay millones de granos de polvo y arena en cada orilla
y centenas de playas podridas en el planeta
hay sinapsis en la frente y movimientos brownoideos, por todos lados
y – por más que le des vuelta – siempre parece haber un techo
hay techos
(miro la muñeca libre – dudo un segundo – me río, mejor que no)

al diablo la literatura, pensé por un momento. De que sirven tantas palabras - un montón de horas descontadas - y más nombres para llamar más cosas y más ideas que se repiten y devoran y –finalmente – se aplastan ahí arriba? (Hay algo de la suma cero que anda por ahí, o tal vez, en el techo di cui sopra, siempre habrá una de esas luces terribles que atraen a los insectos, le falene, que se fascinan, se acercan, se asientan, se carbonizan)

Más vale que escribamos listas o vayamos a bailar. (como, ¿listas?)

domingo, 16 de enero de 2011

Paraguas no sirven

Packing was always a good time. Bukowski


“Non parlare con te mi impoverisce”, así tu mejor metáfora llovió random en el chat del puto facebook - palabras pertrechadas y puertas que dan a nada y nadie cruza. (Pero guardé una copia de la llave, por si acaso.)

Aquí pasa algo parecido bro, tu distancia me abrevia y enero es feroz sin esas calles de paraguas donde caminar kilómetros bajo lluvias despiadadas – le nostre idee impermeabili y los charcos en las zapatillas - llegar a tu casa para cocinar pasta al azar y morir tus pequeños milagros, ser tu hermana del miedo en la fuga, la duda, la vuelta y la duda y la vuelta y la fuga y la duda. Así, otra vez, seremos plumas y nos hundiremos, cargados de placebo y comida salvaje, nos ataremos a la tierra por la eterna presunción de que este aire realmente no vale la pena. "Qué culpa tenemos, ¿si somos los irregular?" Ningún mérito tampoco.

Todo, nada, siempre, nunca. Palabras de plomo.
La regla es actuar rápido y pensar lento o viceversa, pero no al mismo tiempo.

Cuando dejemos de querer ejercer un control, tal vez nuestra vida será más tolerable, cuando dejemos de querer ser otros o cuando dejemos de querer
y punto
cuando finalmente nos resulte penoso seguir complicando la existencia ajena, cuando actuemos sin miedo ni preguntas, con dos N
egroni en el estomago y un empuje exacto, menos sueños
más alucinaciones

nos iremos a morir en cada esquina hablando de otras cosas como si nada, entre palomas que parecen revólveres
o bajo pórticos interminables y paraguas reventados, esos insectos pisoteados que nuestra antigua Bologna cría y abandona.

Que no nos pregunten qué vamos a hacer después - nunca lo vamos a saber ahora - pero packing será always a good time
nos iremos ahí donde nadie sabe
- seremos el decorado de las ciudades a las que nunca llegaremos -
de Barcelona a Melbourne
y ahora que nos reconocemos
(y lo sabemos)
seguimos, persistimos, repetimos

El accidente integral, imposible, necesario

(Luego el encanto se desvanece.)


Si es cierto que tra le rovine ogni cosa sembra senza età, las obras de Carla Zaccagnini buscan construir una narración sin historia-sin lugar-sin tiempo, rescatando la erosión de la materia, inmovilizando el punto de transición donde todo deja de ser como lo hemos conocido y empieza una existencia diferente. Este afán de conservar y almacenar momentos-de-transición es una inquietud común, recurrente - un acto necesario y, a la vez, imposible.

Pero habrá que mirar un buen rato antes de adivinar alguna sensación y avanzar interpretaciones, habrá que esmerarse, especular (¿inventar?) porque estas piedras de papel no logran la levedad que buscan, y luego te preguntarás si tanta sed de contenido no terminará chupándole el sentido definitivamente.

Observar, tantear, delirar.

Entonces, hago lo que quisiera evitar en una muestra: ponerme a leer. Reconocer que no estoy viendo, y pedir que alguien me cuente qué estoy mirando. Descubro así una clave intrigante: la “imposibilidad de traducción”, y enseguida sospecho que se me escapa alguna sutileza ingeniosa si es que necesito la traducción de una obra que justamente habla de la imposibilidad de.
(Luego el encanto se desvanece.)

Estas litografías y dibujos son el intento débil de traducir la piedra en papel o el papel en piedra utilizando explosiones recuperadas de un relieve, y en sí la idea es sugestiva - rescatar arqueológicamente una detonación, enjaular algo tan rápido y efímero y liviano y petrificarlo para atarlo a la tierra, darle un peso, luego (intentar) quitárselo de nuevo empapelándolo.

Más allá, la obra de Alejandro Vidal también aísla estallidos, pero para construir metáforas vinculadas con la subversión, el poder, y la subversión del poder en amplio sentido. Filma fuegos artificiales y trabaja el sonido hasta recrear explosiones de una guerra verosímil, y – si no leeremos y miraremos – nos quedará la duda sobre esos ruidos y las voces – sobre todo las voces - verosímiles y no a la vez
¿serán manipulados?.

Aunque sea una metáfora trivial el video tiene su fuerza, sobre todo cuando la obra desaparece en las pausas entre una proyección y la siguiente, porque el loop va girando con un pequeño silencio visual y sonoro de por medio, en el que no nos deja ni un fondo negro para mirar, tan solo el blanco de la pared y una soledad de ecos y lucecitas y papel picado, y tu vuelves a ti, plantado en la galería, solo y desorientado como si te hubiesen engullido y escupido en otro espacio.
(Luego el encanto se desvanece.)

Los movimientos subversivos ¿cobran más fuerza cuando actúan disimuladamente? Por cierto, las relaciones de poder se esconden detrás de muchas metáforas pero - a pesar de la declarada crítica política subyacente - lo que más se logra aquí a partir de lo visual es levantar niebla entre la estetización del bombardeo, la idea de que una guerra pueda ser un accidente integral y el bombardeo una experiencia estética. Luego hay fotografías desgranadas, nubes de explosiones rotas en colmenas de píxeles grises y accidentes parciales, viajes en auto bajo la lluvia despiadada en el instante que precede la colisión, cuentakilómetros y colores rabiosos, atropellados, y la duda si lo que tenemos adelante es todavía aquello que está por ser pero aún no es o si nos hemos quedado mirando demasiado y ya lo hemos superado
si hemos delirado
si lo hemos perdido.

viernes, 14 de enero de 2011

quiero ser mortal (pero quiero una mortalidad pulp)

Tuve mucho miedo a la muerte
(tal vez miedo no sea la palabra).

Salía de casa con una hipocondría lisérgica y en cada esquina de la ciudad veía potenciales formas de morir, enormes grietas abriéndose al vacío puntiagudo, objetos voladores precipitando por un aire sin ventanas, vehículos (todos) atropellándome (siempre) o perros mordiéndome los huesos y ratones emergiendo de las profundidades de ese lago podrido solo para rasguñarme la cara y hacerme pedazos. Hasta gli spaghetti eran un drama -soy incapaz de manejar decentemente un tenedor- y terminaba metiéndomelo en un ojo con furor, rallandome una mano con el parmesano o apretando la copa de tinto hasta estallarla entre mis dedos.

Non fate quelle facce per favore,
uno se cría en la ciudad de la niebla (de verdad)
y cuando el invierno son dos estaciones de aire blanco
hasta tus pensamientos son del mismo material del cielo de diciembre

Entonces me puse a pensar

La inmortalidad debe ser otra cosa que todos queremos porque nadie tiene - como los superpoderes - y que si las tuviéramos pensaríamos
qué embole, che
no poder elegir prever solo los números de la lotería
o saber que nada de todo esto acabará nunca
(hasta las palabras se volverían de plomo)

habrá que enterrar a todos los conocidos, y siempre habrá más gente para conocer y enterrar, los conocidos-para-enterrar devendrán una fuente inagotable y en algún momento tal vez nos solucionen el problema de la extinción del petróleo, darledecomeralputocoche si por décadas nos ha dado paja ir caminando hasta el super a la vuelta de casa
y pronto habrá que sacar el agua a baldes de la Venecia inundada o ir construyendo pasillos cada vez más altos en la Venecia sumergida hasta ponernos máscaras e ir a hacer buceo en la Venecia Atlántida
o inventar religiones que prometan algún punto a todo este fraseo.

Ahora, ¿quien quiere la inmortalidad?

Técnicamente ya tenemos una inmortalidad latente. Pongamos en fila todos los pasos inútiles que dimos, et voilà un stop motion de algo que – d’accordo - no es la nada absoluta pero se le acerca bastante, un hueco de tiempo para vivir otra vida – otra fabrica de pasos inútiles - para volver a empezar una y otra vez porque siempre habrá más minutos muertos para limosnear de la vida anterior y rebobinar cintas hasta sentir que algo se acaba y ya no es el tiempo, sos vos mismo que te agotaste en el loop, y descubrís que el infinito es bello en el arte y la matemática, pero que en realidad es demasiado tiempo, too much espacio para esta cabeza y este cuerpojaula, más vale esperar sacar el enchufe y, mientras tanto,
hacer como recomienda Jarmusch

ir siendo

ir vibrando

ir jugando

ir comiendo, ir follando, ir muriendo.



martes, 11 de enero de 2011

la suma cero

pic/obra de
Juan Arturo Piedrahita













The sun was tired, some of the cars went east and some of the cars went west, and it drawned on me that if everybody would only drive in the same direction everything would be solved. Bukowski


No somos una narración lineal - somos un giro egocéntrico
entonces ¿por qué esta sensación de centrífuga, estos huesos rotos?
Tal vez no haya deriva, tan solo un delicado empuje hacia el centro y – al margen – nosotros, gli eterni insofferenti, agitándonos contra cualquier equilibrio. (Tendremos la impresión de estar combatiendo el desequilibrio, y sin embargo.)

Si tengo un respetuoso miedo a mis dudas es porque ciertas respuestas me aniquilan. Diré “indecible” y responderás “obsoleto!”
pero luego no agregarás más nada
entonces me quedaré pensando

si lo indecible es obsoleto, ¿por qué callarse?
si lo indecible es obsoleto, no entiendo tanto silencio.

Luego se me ocurrirá que con esta duda te estoy dando la razón: si voy a defender el valor de lo indecible, más vale que me calle un poco yo también. Ay… me dirás de nuevo, esta obstinación de querer poner en palabras aquello que de las palabras huye y terminar estropeando todo el resto
lo que sí está al alcance de la mano
¿será por esto que da tanta pereza agarrarlo?

Si al ponerlo en palabras se vuelve (mi) verdad, hay que reconocer que no tengo mucha claridad para repartir, más bien una duda enorme y muda
pero algo habrá que decir
entonces diré cualquier cosa se me ocurra y la colocaré más cerca de un extremo, diré blanco solo para provocar un poco tu respuesta – tu respuesta será negro y entonces empezaré a dudar de los límites, tendré la sospecha de que no haya riberas, tan solo matices inexpresables y nuestro perpetuo movimiento que es un intento, un invento, uno de esos polígonos interminables que los insectos descubren en su volar
y lástima que haya un orden hasta ahí
ahí donde todo parece un hermoso delirio, todavía.

En este espacio, el de las posibilidades que no se alcanzan con estas herramientas - la piel, la cabeza, el estomago, el útero, sobre todo el útero - en este reino de la inquietud que no se resuelve, en esas formas imposibles que el cuerpo no puede dibujar, ahí es donde está la belleza, y si me llegas a decir que también es obsoleta, entenderé la razón de tanta ausencia.

Habrá otro enfrentamiento entre límites sin contacto, habrá
otras preguntas y esa obscena hostilidad nadando entre mis ojos y tus ojos, la sensación de que estén-pasando-cosas (¿ves? ¿como hablaré de algo si soy victima de la cosidad?) habrá movimientos, traslaciones, una cercanía desactivada o una pose manifiesta – será este, ¿el momento de ficción? –
algo que acontece y no debería
o que no acontece y debería
y la sospecha de que todo no sea más que una colmena de ceros imperceptibles, mi voz que no me escucha cuando hablo y esa oscuridad de lentejuelas, esas fosforescencias que intentan sacudirme sin que me percate, que rozan mi piel y no la tocan
y lo más absurdo es que si logro esquivarlas es porque no lo intento
esta vez no hizo falta elegir no mirar – no las llamaré señales, y sin embargo – y sin embargo no estoy viendo

es más una
intuición o un espejismo, una presencia
te das vuelta y miras atrás, abajo de las camas, en los roperos
y no habrá nadie – claro que no hay nadie, pensarás – pero será después de haber mirado y acertado – tu misma acción lo ha vuelto verosímil, es decir, en tu gesto está la admisión de una carencia
la continua evidencia de la falta
y ¿como es que coexisten?
¿habrá que tomar una decisión?
¿inventaremos explicaciones plausibles?
y en cada intento hablará el deseo
nuestra replica al vacío aunque nos encante caminar midiendo bordes
será como estar siempre en el mismo cuarto
y cada tanto correr muebles para creer que estás en otro
o pintar paredes hasta percibir que algo reacciona, que algo se aclara
y poner más capas de blanco
más capas de negro
sobre más capas de blanco
y más capas de negro hasta olvidar el encierro
y sin embargo un día notarás las grietas, recobrarás el olvido
sabrás que no te has movido

domingo, 9 de enero de 2011

Ahora ¿qué?

Ahora que las calles se llenan de pinos aturdidos, ahora que el mar se lleva esa playa artificial, ahora que es invierno – todavía invierno - y vas pisando baldosas flojas y hojas secas bajo un sol inconsistente, ahora que habrá que pactar eclipses para desencontrarnos, ahora que - está clarísimo - ya no hay complementariedad entre consanguíneos,

ahora sé que para obtener lo que querés es preciso tomar una distancia que equivale a dejar de querer del todo, es decir, tu impulso te lleva a apretar más y más y esa manera – el miedo – es la línea recta hacia el acantilado, y tenés que perder todo varias veces para entenderlo (saberlo no es entenderlo.) Una paradoja mezquina o una putada razonable, o tal vez un criterio de estomago y objetos voladores, y sin embargo hubo un artista (en realidad hubo dos) que fabricó una morcilla con su propia sangre y se la comió. Antes sabía lo que era. Después lo ha entendido.

Lo más jodido es que no podés fingir que no te importe – no funciona así, uno se vuelve muy obvio cuando tiene alas postizas y anda por la vida como si nada – tenés que llegar a esa forma de distancia sideral de verdad, es decir vos mismo lo tenés que creer, sentir, poner una barrera de aire en el medio y seguir mirando lo que pasa en ambos lados, seguro de ti mismo como un perro o un buzón. Ma io non ho speranza. Io ho fede, ipse dixit (y la diferencia es sutil pero tampoco tanto.)

y en el fondo me consola saber que podemos decir/escribir cualquier cosa, total el otro va a retener solo lo que quiera entender, el resto le desfilará al costado como una parada o un delirio, sin que se percate – proust lo dijo bien, nous perdons un temps précieux sur une piste absurde et nous passons sans le soupçonner à coté du vrai.

cada explicación que das es solo para vos - en cada explicación una disculpa - y habrá que seguir mudando arenas y produciendo kilómetros de playa artificial que el mar seguirá devorando, habrá que seguir sembrando pinos que tardarán meses en crecer, que usaremos dos semanas y tiraremos, y seguirá el invierno – ¿todavía invierno? - caerán más hojas, algunas caerán verdes, luego devendrán marrones, y por algo nos preguntaremos en qué matiz entre esos dos colores ese pequeño cuerpo alcanzará su muerte – su verdadera caída.

viernes, 7 de enero de 2011

los matices furiosos

Vos, yo. Otra vez este sexo de microbios y miradas detenidas, este calor de microondas, algo que hierve en diez segundos – hierve – y recobra su temperatura natural en menos tiempo.

Siamo nuvole seriali, decías. Pero ¿qué significa?

Como no entiendo nada, haré lo de siempre: escogeré la explicación que me hace sentir mejor. O tal vez seguiré tu ejemplo, buscaré mis respuestas en el techo telescópico – no importa si habrá estrellas u ovnis – les pediré mis deseos cuando encuentre una manera de formularlos - no pasa nada. No pasa nada – entonces me daré cuenta de que con vos funciona porque sos lo más fugaz de todo, ahí arriba. Las cometas te pedirán sus deseos a vos, que andás moviéndote como mercurio desparramado por el piso – rápido, furioso, caótico, multidireccional, rumbo a todo o a nada, o a ese misterioso lugar donde el todo y la nada coinciden y lo hacen delante nuestros ojos, los muy hijos de puta, total saben que hemos elegido no mirar y entonces no veremos.

(miraremos cuando estemos listos y lo habremos perdido para siempre.)

Es que las cosas cambian con una velocidad tal que a veces me parece más honesto sentarse a observar en vez de caminar o mover objetos

y sin embargo para verte como yo quería fue necesario empezar por cerrar los ojos

Querida catástrofe

Será como mirar un barrilete o una llama, tanta silenciosa reivindicación de libertad en ese movimiento de meteoro, los matices furiosos y tus límites imposibles, las negras estaciones, y sin embargo (siento que) anoche el desierto ha avanzado unos metros más.

El problema es que querés creer en tu autarquía sabiendo desde el vamos que te estás equivocando, y al contrario deberías estar muy seguro de tu error – de tu explicación – para que el hechizo funcione.

Vení a ver este panorama de pesadillas en stop-motion

las nubes violetas de la planta nuclear ahí al fondo

y esos edificios recién levantados

que cubren las albas

que imaginaremos

martes, 4 de enero de 2011

cuanta belleza y cuanto horror en un milímetro de tiempo

Desde hace años tengo el mismo sueño. Aparece cuando la vigilia deja de ser consciente pero aún nos mantiene ahí flotando (¿pero donde, como?) en una de esas dimensiones intermedias entre 0 y 1, la tierra de las epifanías donde todo es tan claro que al despertar habrá que fabricarse un olvido provisorio para seguir buscando, seguir queriendo, seguir viviendo.

Y de repente la caída.

Un vuelo de treinta metros sin aterrizar, el loop de un descenso y otro para volver a subir y bajar de nuevo en otras oscuridades siempre sin ruido, sin imágenes, sin aire pero sobre todo sin nunca aplastarse en el suelo (y la sospecha de que tampoco haya un suelo donde aplastarse.) Es tan solo la percepción de una bajada rápida, algo como ese vacío en el estomago propio del amor y los aviones, pero dura el tiempo suficiente para darse cuenta de qué está pasando y luego el despertarse es inmediato, abrupto.

“Será porque la libertad es un movimiento torpe”, me dijo alguien una vez.

Ciertas noches tengo mucho miedo, otras simplemente no me importa (entonces el miedo desaparece). Al comienzo de cada repetición me pregunto como será el final - mirá que el loop es una manera bastante fiel de reincidir - y sin embargo cada caída es una duda, una espera, una metáfora barata o un estribillo, vieni a vedere l'avanzata dei deserti, la dedicación total para construir máquinas que muevan hojas muertas imperceptiblemente, con me non devi essere niente, inútilmente.