jueves, 3 de febrero de 2011

el antipoder de la copia

Vas caminando, pensando tan fuerte que la llave de casa se te cae en un profundísimo hueco en la calle (momento de bajada a la realidad). Irrecuperable. (Llamarla realidad siempre pareció excesivo). La prueba de la profundísima arbitrariedad de todo son las palabras, pésimo puente entre cabezas, y sin embargo las usamos, hacemos como si nos entendiéramos y es siempre un as if, pura aproximación, un eterno tender a, direcciones sin paraderos finales. Elijo una palabra y encuentro un sinónimo y luego hago lo mismo con la siguiente y la siguiente, hasta darme cuenta de que para llegar al antitesis del origen no hubo que caminar mucho. La cadena de coincidencias te conduce sin resistencias hasta el contrario del punto de partida. Así es como en Migraciones te alcanzan un formulario indescifrable que es la copia de la copia de la copia de, las palabras han perdido su contorno y la tinta se abre como vaho en los espejos, se hace charco, dibujo random. Volví pensando en todo esto, pedí la llave (era una copia), hice la copia (la copia de la copia), y aún no puedo entrar en casa.