martes, 1 de febrero de 2011

mi repertorio de insignificancias

imaginar un repertorio de insignificancias, el enorme trabajo de investigarlas y conocerlas a fondo. Cortázar (for a change)


esperar, esperar, la presencia, ausencia, intermitencia. la espera en toda sus barajas, esperar (otra vez), encerrarse en los detalles que te rodean, cuanto más ínfimos mejor, pensar en cosas que no tengan importancia alguna para escaparse un poco de este presente de mate amargo y colores violentos, recorrer la costura de tu falda como una ruta trazada y descolorida, entrar en ese paisaje, ir aumentando la velocidad hasta sentir el viento que opone resistencia y los mosquitos que se te pegan a la cara, ser esa ruta, ser ese camino, esa dirección, luego una palabra nos devuelve a la realidad, a la gravedad, a la verdad sin levedad y en todo esto habrá que buscar otra salida, una imperfección cualquiera en el papel en la piel en las palabras, o el deslice de un fonema mal pronunciado en nuestra gramática inventada, una grieta, la imaginaremos abriéndose y tragarnos de a poco, tragarse todo de a poco sin que nada de toda esta materia se entere, nos escupirán en otro mañana, en un reino de menos promesas y más guías, o de menos guías y más silencios, o de menos silencios y más partidas, más aeropuertos, y ahí también habrá que esperar, aspettare, attendre y mientras tanto, ¿qué? haremos aviones de papel y nos faltará el aire o el espacio o la energia (esa palabra), los estallaremos contra vidrios sucios y la gravedad será (antes) una idea, la gravedad será (después) un pensamiento, y viceversa.

hay tiempo, vale, pero ¿qué haremos mientras tanto?

hay tiempo, pero cuesta esperar que pase.