domingo, 27 de febrero de 2011

magnificent desolation (de grande quiero ser astronauta)

puede que el esfuerzo físico ayude a superar exámenes, que la educación académica sea el gran problema del sistema, pero antes de tirar bombas sobre las universidades cerraremos los libros y nos iremos a recoger tomates con cuarenta grados a la sombra, nos iremos a trabajar con los obreros del otro lado del mundo sin nunca haber entrado a una fábrica de nuestro hemisfério (para qué), será como pagar el ticket para subir al machu picchu abriéndose camino a codazos entre turistas rabiosos, qué-experiencia-más-exótica, ida con garantía de vuelta, viaje con cinturón abrochado, vuelta con conciencia leve

para empezar de cero haciendo la revolución desde nuestra cama, como decía esa vieja canción, pero hasta marx vivió mantenido por las plusvalías de engels, y lo ilógico no es esto, lo ilógico es que no podría haber sido diferente. para pensar se necesita tiempo, e inventar una revolución no es poca cosa. sobre todo cuando la única característica cierta de la época de tinieblas que vives es la imposibilidad de una invención autentica, sobre esto se han puesto todos de acuerdo, y no es que te importe mucho, tu nunca has creído en la “originalidad” ni en la “pureza” (así, encomilladas) ni en el aura que rodea palabras como arte artista poeta literatura vocación, y sin embargo en tu dna se ha instalado el no future y, si de verdad no lo hay, para qué mejorar el ahora, mejor vivir chupando lo que puedas como puedas más que puedas y quedarte esperando el fin del eterno presente o sacar el enchufe cuando lo creas más justo y razonable. los wu ming decían que no hay futuro porque de nuestro presente no quedará pasado ninguno.

todo esto lo digo con conciencia de que, mientras te estoy indicando algo, te estoy obligando a ver eso solamente, te estoy escondiendo todo el resto. pero ¿qué hay más allá de lo que nos indican? ¿valdrá la pena investigarlo? y las imágenes muestran lo que muestran, pero ¿qué es lo que esconden? hay que apresurarse a elegir las imágenes que miraremos, las que guardaremos, porque aunque haya tiempo, siempre hay más imágenes que tiempo.

el video muestra un marcador apoyado en una hoja de papel. en la imagen se crea una mancha oscura que se agranda cada vez más, lentamente, deformando los bordes del circulo inicial y creando matices, zonas de intensidad, oscuridades, silencios y antes que la tinta alcance el borde de la hoja ya sabes como terminará todo, incluso te preguntas si vale la pena quedarse esperando que la hoja se llene o si podés ahorrarte esa continuación y dedicarte a otra cosa, pintarte las uñas, ojear el diario. pero el punto no es la trama, la historia, eso es sencillo. el punto es lo que podés imaginar si vivís todo el l e n t o proceso hasta su fin, observándolo sin pedirle que sea más de lo que es, dejando de entender – no hay nada que entender
o sí, pero antes solamente,
antes hay que entender que hay tiempo, luego dejarás de entender y empezarás a (pre)sentir que en la literalidad del marcador está su grandeza.
(más ahora que estamos anestesiados por las metáforas.)

¿qué es lo que esconde la imagen? todo lo que es ausente en ella, una vez que puedas imaginarlo, se hace presente. la ausencia es presencia de una ausencia. no hay ausencia tout court, ausencia sin presencia previa. y además hay tan pocas palabras para hablar de los matices que a veces es más eficaz callarse, what we cannot speak about we must pass over in silence dice la septima sinfonía de wittgenstein, pero como nunca fui muy fan de su música, prefiero quedarme con la réplica (involuntaria) de simone “mais alors on n’ouvrirait jamais la bouche!”
algo habrá que decir. habría que inventar otras palabras, pero luego habrá que ponerse de acuerdo y a veces es inútil que yo te hable como haría con otros seres, una palabra después de la otra, un paso después del otro, porque si hiciera eso terminaría como porthos, una bomba estallando atrás mío y yo corriendocorriendocorriendo hasta detenerme un momento a pensar en lo absurdo que es poner un pie adelante de otro para trasladarse en el espacio, luego el instante se dilata y bum como siempre lo habré perdido todo por mucho, mental, onanismo.
todo, siempre, nunca, nada, nadie, todos. palabras de plomo. con ellas nos ataremos al suelo para que la levedad no nos lleve hasta los bordes de la ionosfera con tanto fight-against-gravity de los últimos días.
forse il panico ora ha un senso.
ahora que estamos ansiosos para liberar los mismos errores.

después es inevitable salir a fumar y pensar en todas las galaxias que están estallando alrededor de nosotros...
antes de una solemne encogida de hombros aplastando los cigarrillos con nuestros zapatos de goma y volviendo a entrar. BOOM.
“I want more life, father” y el father dice
“you don’t even exist”

un día me preguntaste por qué la tristeza. esta puede ser la respuesta. ciertas cosas se descubren o recuerdan cuando el polvo baja al suelo. mientras tanto, dust in the air suspended marks the place where a story ended, según el siempreoptimista eliot. la infinite sadness no será más que el producto de las expectativas desatendidas. esto explicaría por qué a menudo nos dan tantas ganas de dejar de mirar y darnos vuelta y gritar. además, que tú estés arriba y yo abajo no significa nada en un espacio sin gravedad. y la gravedad es la única referencia estable que nos queda en esta absoluta falta de absolutos. buzz aldrin, poniendo sus piecitos en la luna dijo que veía una “magnificent desolation” y (superada la emoción inicial) ahora estoy convencida de que el viejo buzz se preparó ese comentario mucho antes, lo escribió en un papelito y lo guardó en su bolsillo durante años, desde antes de alunar, desde antes de ser parte del apolo 11, desde cuando le decía a sus padres que de grande iba a ser un astronauta.
y esto no es nada leve.
entonces ya no importa la dirección, el norte, el sur, el vertical, lo horizontal. lo que importa es cuando, a pesar de tu training para lograr el olimpo del desapego, algo, inexplicablemente, se vuelve insustituible.

(inspirado en la muestra de otolith group, macba, 2011, aunque poco tenga que ver con eso)