martes, 25 de enero de 2011

biiiiiiiiiiiiiip

  1. mensaje en el contestador: alguien te hace preguntas y sigue hablando como si respondieras, y vos no estás, pero sí estás mientras escuchas, además, tus respuestas imaginarias encajan perfectamente en la conversación – tal vez haya telepatía o aprendiste a prever el pasado, vaya hechizo - pero entonces, ¿donde se ha ido la comunicación? ¿Cuándo ha pasado?
  2. vecino en el metro: toca con dos dedos el bajo imaginario de un tema que nadie escucha pero que resulta tener el mismo ritmo de tu música en los auriculares, y ¿qué harás ahora, con esa conciencia leve y más magias acorralándote?
  3. otro mensaje en el contestador: alguien recitando una frase de Godard (por dios dejémoslo en paz una tantum, al viejo G - pensarás) seguido por algo poco comprensible, estilo “tu eres una misión imposible, pero yo hoy – biiiiiiip” y siempre se acaba el crédito en la última página, así nunca sabremos qué, más, vos, hoy
  4. quedarse con la duda quedarse imaginando quedarse como el mono primordial mirándose en un charco el primer día del mundo, quedarse solos (solos porque queremos, otherwise no funciona) (y ¿de verdad queremos? ¿o quisiéramos querer? ¿habrá alguna diferencia?) (e che palle!)
  5. la tentativa universal que desliza en un ensayo individual -sin mucha resistencia, hay que decirlo, pero con un sinfín de paréntesis – envase de un envase de un envase de un envase de un envase de un – mientras tu te quedas juntando numeritos con el lápiz, buscando una unidad (qué palabra por dios, qué ganas de encomillarla y encomillarme y encomillarlo todo)
  6. un’altra volta la unidad, esa evidencia dudosa que se alcanza a posteriori, que es para biógrafos y espectadores, y mientras tanto tu vas chapaleando en el mar de las incógnitas universales y las certezas parciales, instalándote justo ahí donde las dos se rozan, se tantean a ciegas, donde no hay señal, donde no hay - biiiiiiiiiiiiiip